Sunday, September 16, 2007

Heridas insanables

El hombre es social por naturaleza, decía Aristóteles. En la vida, construimos relaciones con la gente que queremos, con la que nos entendemos y también con la que no nos entendemos mucho. Pero en medio de tantas relaciones, tienen que existir diferencias y es difícil que no haya roces entre personas radicalmente diferentes. Eso es natural. Pero hay veces en que entre las mismas personas cercanas y que más queremos se forman diferencias. Aquí esto se vuelve más complicado.


Cada ser humano es un mundo y por eso su forma de ver la vida, su carácter, su forma de ser son únicos. Eso lleva a que cada uno tenga su punto de vista, su manera de pensar, su manera de reaccionar frente a los hechos de la vida, su sensibilidad, su trascendencialismo... y esto puede llevar a conflictos con otros seres humanos, aún habiendo crecido juntos, siendo miembros de una misma familia. Esa brecha diferencial es mucho más profunda en personas que vienen de familias muy disímiles, o bien de culturas diferentes.


Cuando hay diferencias, la gente las acepta o las rechaza. Cuando las acepta, hay respeto y consideración. Cuando no, hay choque, donde una persona trata de imponerse sobre la otra, donde hay irrespeto y subvaloración sobre lo que piensa el otro. Donde se crea conflicto y pueden hacerse heridas profundas incurables.


Hay heridas superables, que funcionan como todo en la naturaleza: que con tiempo vuelve a su normalidad. Con el paso del tiempo, el problema que era superficial queda en el olvido. Pero hay también heridas que pueden dañar una relación de por vida y que nunca, nunca vuelve a ser la misma. Esto es muy triste, porque se daña toda una historia que había detrás, puede que no se pierda el cariño, pero sí la amistad. Es posible que se recupere después de muchos años, pero es también muy posible que nunca vuelva a ser como antes.


Tal vez sea posible que el tamaño del amor entre dos personas sane una herida que parecía incurable. Tal vez sea el tiempo el remedio. Tal vez simplemente esa relación estaba hecha para ser así y para no sobrevivir ni por el amor ni por el tiempo, y lo mejor sea aceptarlo así. Tal vez no sea en vano luchar por reparar lo dañado. No lo sé... lo que sí sé es que si se pierde el empeño y se reduce el amor, es el fin.