Tuesday, July 24, 2007

A la hora del té

¿Será verdad algo que oí en una película hace poco? ¨Cada mujer tiene la vida amorosa que quiere tener¨.

En la realidad uno empieza soñando con un imposible, es extremadamente exigente. Con el tiempo va aprendiendo a valorar lo que realmente vale la pena, lo que en el fondo importa. Llega un punto (o por lo menos a mí me pasa… y más de una vez) en que uno se da cuenta de que su vida amorosa es una repetición de acontecimientos y circunstancias. Uno mira para atrás y ve que los obstáculos se repiten. Idénticos. Que los momentos difíciles son siempre por lo mismo, como una prueba que uno tiene que superar para crecer. Pero muchas veces uno vuelve y cae, se equivoca otra vez, de la misma manera, comete exactamente el mismo error, tomando la misma decisión equivocada. Y no pudo aprender. Y así sucesivamente vienen momentos iguales una y otra vez.

Llega un punto, en el que uno se da cuenta de que siempre llegan a su vida personas con un mismo perfil. Que parecieran ser hermanos gemelos, primos o por lo menos de la misma familia, de la misma especie. Igualitos. Yo por ejemplo me encuentro con hombres de un perfil muy particular, que ya identifiqué. Son tiernos, lindos, adorados, personas que se hacen querer mucho por la gente, especiales, cariñosos, expresivos y carismáticos. Pero todos, TODOS a la hora de la verdad no saben (o no quieren) tomar decisiones en esto de las relaciones... pueden ser muy talentosos y decididos en sus profesiones, pero en el amor, prefieren no meter mucho la mano ¿Son todos los hombres así o yo los escojo así?

La primera hipótesis es muy posible, porque el hecho de que tengan 31, 41 ó 51 no influye mucho que digamos… son igual de indecisos, faltos de caracter para decidir algo que pueda doler, para tomar las riendas de su vida y no dejar que ésta se les pase ante sus ojos sin hacer mucho al respecto.
La segunda, la que dice que soy yo quien los escoge así, es también muy posible. Atraigo a hombres con un temperamento extremadamente enternecedor, dulce, con una forma de ser llamativa y adorable, especiales a morir… todo eso me cautiva, me atrae inevitablemente. Pero por qué yo los atraigo a ellos? Tal vez porque nos parecemos. Porque tengo también un temperamento dulce, me encariño fácilmente con las personas, me gusta el contacto con la gente, porque vibro con los detalles, me emocionan la música, los paisajes, los rostros de la gente en las calles… Entonces tal vez atraigo a ese tipo de hombres porque se parecen a mí en eso y/o porque me gusta tener a mi lado a alguien que vibre conmigo. Pero a la hora del té, somos muy diferentes, pues a mí me gusta tener el control de mi vida y de todas mis cosas. Me gusta encontrarle sentido al hecho de estar en este mundo. No permito que pasen los días, las oportunidades y los momentos sin que yo participe activamente en las decisiones. Para que cuando me equivoque o algo salga mal, haya un responsable. Para que cuando todo salga bien, sienta satisfacción. Para que cuando la vida me dé motivos, yo aprenda lecciones sobre mis propios actos. Para vivir… y no dejar que mi vida se viva sola.

¿Cuál es la lección entonces? La vida amorosa que he tenido la he disfrutado, cada instante. He sufrido, he aprendido, he crecido. Pero es inestable y caprichosa, entonces por más que no me quejo, llega un punto en el que busco tranquilidad, seguridad… ¿será que hay hombres o puedo atraer hombres que me den eso? ¿Es algo tan difícil de encontrar? ¿Ya otras se lo habían preguntado desde el año 523AC?

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