Wednesday, November 16, 2011

Los indignados

El impacto de ver la realidad...
El contraste de las diferentes vidas...
La indiferencia de los hombres...
Los indignados...


Empiezo con estas frases que por si solas dicen mucho pero a su vez no dicen nada, porque quiero contar la historia de un día lleno de asombro, contrastes, interrogantes y vacíos.


Hace unos días tuve por primera vez un día de trabajo de campo. Ya he tenido más de uno y quiero contar lo que siento. 


Trabajo en una Fundación que ofrece Microcréditos de vivienda para población de bajos recursos en Colombia y parte de mi entrenamiento tenía que ser ir a visitar algunas familias que serían beneficiadas por los fondos de vivienda que le administramos a algunas entidades.


Resulta difícil e inapropiado sentarse a escribir un proyecto destinado a estas personas sin conocer sus realidades, así que era fundamental tener este día y aunque me estaba preparando psicológicamente para lo que iba a ver, creo que nunca hubiera podido estar preparada para vivir lo que viví en esos días de visitas. No quiero exagerar, ni martirizar, ni subestimar. Simplemente quiero poner en perspectiva una realidad que desconocemos o mejor, que olvidamos.


Como en todo en la vida, hay distintos niveles. Niveles sociales, niveles de pobreza, niveles de dignidad, en fin... En estas visitas vi varios de ellos. Pero sobre todo, vi el contraste de mi vida con respecto a la de muchos otros; vi solidaridad en personas que aún sin tener prácticamente nada comparten con los demás. Vi voluntad, vi felicidad, vi emprendimiento, vi pobreza absoluta, vi resignación, vi muchas cosas que me partieron el corazón en mil pedazos.




Lo primero que vi fue una realidad que me dio un golpe fuerte en en el corazón. Somos tan ajenos a lo que vive el 80% o más de la población... Muchas veces decimos que los privilegiados vivimos en una burbuja de cristal... pero creo que no somos lo suficientemente conscientes de la absurda burbuja en la que vivimos y de lo diferente que es la REALIDAD DE LA VIDA para muchos otros. Para la gran mayoría de niños, viejitos, madres, hermanas, hijas, primos, tíos, abuelos que viven sin casa, sin piso, sin cama, sin baño, sin cobija, sin comida, sin... sin... sin...


Me hizo pensar mucho en "mi realidad" y la del mundito mentiroso que nos rodea, del que por un lado debo estar agradecida, pero por el otro debo recibir con más humildad o mejor, con más desprendimiento y tal vez con un poco de rechazo... no sé, creo que debemos dejar de "querer tener tanto" y compartir más. Hay DEMASIADA necesidad a unas cuantas calles de nuestras casas. Hay demasiado sufrimiento, pero sobre todo, resignación. La gente que vive en esas condiciones ni se queja. Algunos se vuelven violentos por necesidad, otros por vicio, otros se resignan y otros son felices así. Qué diversidad de vidas... Sentí soledad... sentí que estamos a veces solos en este mundo queriendo hacer tanto y teniendo pocos recursos para hacer más.



Ví la indiferencia con la que la sociedad vive frente a estas realidades. Indiferencia que duele. Algunos pocos trabajan por cambiar esa realidad, otros ayudan un poco, otros la sienten pero no hacen mucho, otro nada y otros ni la ven. Es triste. 



Es indignante. No hay palabras para describir lo triste que sentí al ver un pueblo entero sin agua porque sus alcaldes se han robado tres veces el acueducto. No hay derecho. Millones de niños casi sin ropa, sin zapatos, sin un techo digno, con piso de tierra donde la basura, la comida, la ropa sucia y limpia tienen un mismo lugar, donde las oportunidades de aprender algo para de salir adelante son nulas. Un Estado que en vez de enseñar a pescar acostumbró a la gente a estirar la mano para que le den regalado. Es realmente difícil cambiar una situación así. Muy difícil. 

Ojalá en Colombia se diera un movimiento sano y pacífico como el de los estudiantes por estos días, pero de indignación (siguiendo al movimiento de los Indignados de España) para decirle a los gobernantes, a los empresarios y al mundo entero que estamos cansados, que estamos indignados por la realidad social tan deplorable en la que vivimos. No hay derecho a tanta desigualdad. Digamos a los que están detrás del escritorio que se den un paseo por esta realidad a ver si aprendemos a castigar a los corruptos, a corregir las políticas asistencialistas y cambiarlas por unas de empoderamiento (sé que no existe esta palabra en el diccionario, pero es mi preferida pa decir lo que quiero decir) y dignificación de la gente...


DIGAMOS NO MÁS como un día se lo dijimos a la violencia.

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